Espa�ol. Pol�tica Cambiaria y Monetaria.
Miercoles 12 de marzo de 2014
D�lar: el miedo a flotar
Fuente:
La Naci�n
Autor:
Eduardo Levy Yeyati
Dif�cil imprimirle sorpresa y espontaneidad al�d�lar. Dependiendo de la vara con que se mida (IPC nacional o bonaerense, precios mayoristas, salarios registrados), ya perdimos entre 30% y 50% de lo ganado con la devaluaci�n de enero. Y si, como se�al� el jefe de Gabinete,�Jorge Capitanich, el d�lar estaba en un nivel "razonable" a fin de enero, de febrero a diciembre deber�a incorporar aproximadamente un 25% de inflaci�n diferencial (la nuestra menos las de nuestros socios comerciales) m�s la apreciaci�n del d�lar a nivel mundial (reflejada, por ejemplo, en la depreciaci�n del real brasilero). As�, para evitar un nuevo atraso, en los pr�ximos meses el tipo de cambio s�lo puede ir en una direcci�n: hacia arriba.
A fines de los 90, los economistas Guillermo Calvo y Carmen Reinhart popularizaron el t�rmino "miedo a flotar" para referirse a la resistencia de las econom�as emergentes (sobre todo las latinoamericanas) a dejar que el tipo de cambio fluctuara libremente. Los autores atribu�an el fen�meno, entre otras cosas, al temor a la quiebra masiva de deudores dolarizados (privados y p�blicos), y al riesgo de que una parte importante de la devaluaci�n se trasladara a los precios eliminando de este modo los beneficios en t�rminos de competitividad (en t�rminos t�cnicos, reduciendo la depreciaci�n real). As�, el miedo a flotar, en los 90 dolarizados y con memoria inflacionaria, era en la pr�ctica un "miedo a depreciar". En la primera d�cada de 2000, superado el problema de la dolarizaci�n financiera y con pol�ticas monetarias que redujeron mucho el traslado del d�lar a precios, el mundo emergente pas� a exhibir el sesgo opuesto: un "miedo a apreciar" (y a perder competitividad) que se vio reflejado en una r�pida acumulaci�n de reservas y en controles e impuestos al ingreso de capitales. Todo esto sin demasiados reparos en el sentido contrario: durante la crisis de 2008-2009 todos estos pa�ses devaluaron fuerte sin caer en una crisis financiera ni empujar a la inflaci�n. Y lo mismo, en menor medida, viene sucediendo desde principios de 2013.
.�Por qu� a nosotros nos cuesta tanto flotar? M�s all� de la mala prensa que tiene el d�lar alto como se�al de debilidad econ�mica (dato curioso, si pensamos que nuestra crisis de 2001 se debi� al abuso del d�lar bajo), el obst�culo principal sigue siendo el temor a la inflaci�n.
En todo caso, de ac� a fin de a�o el d�lar subir�. Puede hacerlo suavemente o a los saltos. Una depreciaci�n gradual y previsible podr�a generar comportamientos especulativos a la espera de la inevitable apreciaci�n, como a fines de 2013; sin embargo, hoy la velocidad de depreciaci�n ser�a menor y la tasa de inter�s mayor, lo que limita mucho este tipo de arbitraje. En cambio, si se cae en la tentaci�n de usar al d�lar como ancla nominal hasta concluir las�negociaciones salariales, demorando el ajuste cambiario, la correcci�n necesaria para recuperar el atraso ir�a aumentando con el tiempo, y del mismo modo lo har�an la devaluaci�n esperada y la brecha entre d�lar oficial y d�lar bolsa, elevando el incentivo a esperar, en una suerte de cr�nica de una devaluaci�n anunciada.
Un aspecto crucial para dirimir el dilema de cu�nto y cu�ndo devaluar es la evoluci�n de lasreservas. La entrada de los d�lares de la cosecha le permitir�a al Banco Central recuperar algunas divisas sin necesidad de elevar mucho el tipo de cambio y enfrentar el segundo semestre con un flujo de divisas negativo y un tipo de cambio atrasado o, m�s prudentemente, a recuperar muchas divisas y enfrentar el segundo semestre con un buen stock de reservas y un tipo de cambio "razonable".
As�, la pol�tica cambiaria podr�a estar orientada no ya a fijar el tipo de cambio como en una tablita sino a acumular reservas para despu�s de agosto. Por ejemplo, complementando la liquidaci�n de cosecha con subastas de compra de d�lares -o subastas de opciones de compra como las que us� el Banco de M�xico despu�s del Tequila o, m�s recientemente, el Banco de la Rep�blica de Colombia- de modo de quitarle incertidumbre al mercado.
Esto �ltimo liga con otra rareza de la pol�tica monetaria argentina: la preferencia por la opacidad y la volatilidad como arma contra la especulaci�n financiera. Esta premisa, que desaconseja el gradualismo y favorece el "castigo" al inversor, contradice los objetivos de la pol�tica econ�mica en cualquier escenario de normalidad. De hecho, es errado atribuirle la corrida a la tablita cuando sus causas fueron la obsesi�n con mantener bajas las tasas y el d�lar. Como lo es pensar que el intermediario financiero hace m�s dinero en un ambiente previsible. Y qu� decir del efecto de la volatilidad sobre las expectativas: la falta de un plan de ruta s�lo confirma las previsiones m�s pesimistas sobre inflaci�n y d�lar. La volatilidad es como una deportista amateur: lleva a la econom�a a moverse demasiado, malgastando energ�as.
Entonces, �c�mo evitaremos en agosto un nuevo atraso cambiario o el recurrente temor a la crisis? No estar�a de m�s que el Gobierno aproveche esta breve ventana de estabilidad para ir cont�ndonos c�mo sigue la historia.
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